
Manjar de leche
En la campiña manabita, el manjar de leche ha sido un dulce testigo del tiempo. Este postre ha recorrido generaciones, dejando un rastro dulce y suave que conecta a Calceta, Tosagua, Junín y Chone con un pasado que se mezcla en cada cucharada.
Doña Carmela, portadora de esta tradición, creció entre vacas y cántaros de leche. Sus abuelos y padres, todos ganaderos, le enseñaron que la leche fresca no se desperdicia. Para ella, el manjar de leche es un legado que hierve a fuego lento durante horas en una cocina llena de recuerdos y risas. Mientras revuelve la olla, cuenta cómo las monjas de la Orden Mercedaria, en Calceta, dejaron recetas que se propagaron a los cantones vecinos. Su secreto está en el arroz. Nada de harina de trigo. Su familia descubrió que el arroz, le da al manjar una textura única, más cremosa y reconfortante. Es un truco que su abuela le susurró al oído cuando apenas podía alcanzar la mesa, y que ella guarda como un tesoro.
INGREDIENTES:
- 4 tza de leche
- 3 tza de azúcar blanca
- 1 cda de arroz remojado y molido fino
- 1/2 cdta de canela molida o
- 2 rajitas de canela en rama
- 2 bolitas de pimienta dulce
MODO DE PREPARACIÓN:
Licuar tres tazas de leche con el arroz previamente remojado y molido. Reservar.
Infusionar el resto de leche con las especias a fuego medio durante veinte minutos.
Mezclar ambas preparaciones y dejar cocer a fuego medio durante un ahora o hasta que tenga la consistencia deseada, removiendo constantemente para evitar que se queme.
Debe dejar enfriar y servir con galletas, con bizcochuelo o simplemente comer sin acompañantes o almacenar.